jueves, 15 de mayo de 2008

El otro San Isidro

Cuando llegues a Madrid, chulona mía,
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés
y alfombrarte con claveles la Gran Vía
y a bañarte con vinillo de Jerez.


¡Festejos! ¡Hombres y mujeres de Madrid y forasteros -también de Madrid- ataviados de chulapos y chulapas bailan el chotis en La Pradera y... hay concierto en La Latina! Hoy se celebra San Isidro, el patrón de la capital.

Lo he escrito ya en alguna parte, llegué a Madrid este mismo día en 2006. Aquel día no vi ni chulapos, ni chotis, ni claveles, ni tiovivos ni a los Muyayos de raíz. Vi pisos, muchos pisos. Maleta arriba, maleta abajo. Metro de Madrid: desde Pueblo Nuevo a Pacífico pasando por las estaciones que cantó Sabina, Tirso de Molina, Sol, Gran Vía y Tribunal. Aquel día fue desalentador. Cada piso que veía era peor. Aún recuerdo salir de uno en el que pensé que de quedarme una noche, tan sólo una noche, moriría, en el mejor de los casos, de pena.

A tal grado de dificultad en hallar un alojamiento con unas condiciones de salubridad y de vida digna por un precio razonable en piso compartido, decidí probar en un hostal. Anochecía. Algunos ya estaban completos. Para entonces ya sólo me quedaban ganas, parafraseando a una familiar mía, "de tirarme al suelo y decir que me han robao". Por suerte, ésa que en algún momento tenía que hacer acto de presencia, al final del día encontré una habitación en un hostal en Tirso de Molina.

Son las diez. He llegado a casa hace escasos minutos. Suenan fuegos artificiales a lo lejos. De aquéllo han pasado dos años. ¡Ay!

4 comentarios:

javi dijo...

Mientras tu buscabas piso ....¡goooooooooooool de Belleti!

Violeta dijo...

Yo también llegué hace dos años, pero no en una fecha tan señalada como esta. Todavía no he visto San Isidro, ni sé qué se hace, ni a dónde se va en realidad. Eso es lo que me gusta y me disguta al mismo tiempo de las fiestas en las grandes capitales: el espíritu festivo no invade ni todas las calles, ni todas las almas. El que quiera celebraciones tiene que esforzarse en buscarlas, como cada fin de semana en realidad. En la feria de Almería es imposible no implicarse: su alcance llega a todas partes. Y aunque a veces sea cansino e insoportable (tenemos la feria más larga de España, diez días) uno sólo tiene que dejarse llevar, y no hace falta buscar, ni coger metros, ni hacer preguntas, ni buscar por google. Todo es como mucho más verdadero.

nahuiozomatl dijo...

¡Ostras Marta! No tenía tu blog en favoritos, así que al poner lamaletaroja en la barra del firefox no veas lo que me ha salido.
Ante la contradicción de un fondo verde en un blog de título rojo, te dire que los contenidos de la "otra" maleta roja también eran ciertamente verdes...

Anónimo dijo...

El escrito este es muy guapo, me ha emocionado... Recuerdo aquel momento cuando nos dijiste que las pensiones estaban completas y nos preguntábamos qué pasaría esa noche, adónde ibas a dormir.

Me recordaba las películas de los años 60 y pico, cuando con la maleta y la cesta de pollos se bajaban del tren a buscar una nueva vida.

Angy