La cantante Ana Belén, sentada en un banco en la mitad del escenario, reavivaba las palabras, los llantos e incluso los pensamientos de Colometa a través de la lectura de un fragmento de la novela La Plaça del Diamant.

La fuerza y la emoción y el sentido de las palabras seguían ahí, dentro de ese libro, un siglo después.
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