martes, 10 de junio de 2008

Una piedra en el zapato

Los libros nacen de cosas pequeñas. Y se hacen grandes cuando el lector los lee. Los critica.

Por norma latente, un relato particular nos lleva a la universalidad (el amor, la traición, el desengaño, el destino, la duda, el éxito, la felicidad, la muerte). Nunca al revés.

Alguien me contó que la idea o la historia de un libro es aquella piedra que tenemos en el zapato y la debemos notar al caminar. Ser sensibles ante ella. Que nos moleste lo suficiente para expresarlo todo.

Los celos de Otelo, la indiferencia ante la vida de Bartleby o la libertad cercada de Segismundo fueron esa rozadura en el calzado en las obras respectivas de Shakespeare, Melville y Calderón de la Barca. Como lo es la soledad, otra piedra recurrente en la literatura, en el texto de Zapatos italianos, de Henning Mankell, que tengo ahora entre manos.

Es la Feria del Libro en Madrid. Habrá que darse un garbeo por allí, por aquello de que los libros nos hacen mejores, más conscientes, y nos contagian sólo de cosas positivas.

No hay comentarios: