domingo, 21 de diciembre de 2008

¿Estás enamorado? Lee este post

Un periodista que tiene dos amantes acude a un centro de "desintoxicación" del amor, Enamorados Anónimos. Allí se encuentra a un matrimonio de esos de 'ni contigo ni sin ti', una chica que no quiere salir del armario, y una monitora muy estricta: "Enamorarse es, sin lugar a réplica, la peor enfermedad", asevera.

Durante tres horas, el espectáculo, desde el punto de vista musical y teatral, no deja nada que desear. La copla renace joven y los actores calcan las experiencias de aquellos que están fuera del escenario: enamorarse y desenamorarse y otra vez... enamorarse.

"No está todo perdido", insiste la monitora del centro a la vez que propone varios trucos a los enganchados al amor. ¿El primero? Escribir en un papel todos los defectos de esa persona. Pero los más curiosos son una serie de ejercicios físicos que puestos en escena invitan a la carcajada más sutil.

Al fin y al cabo, ¿qué tiene de malo el enamoramiento? Nada, probablemente.



¡Feliz Navidad y próspero 2009 lleno de amor y alegría!
Gracias a todos los que habéis seguido a la maleta roja. Y un agradecimiento especial a los que habéis comentado sus travesías.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Planetas que no son éste

"Bruno, ¿pero qué dices?", espeté en el avión a Amsterdam. "¿Dices que la vida no solo está aquí sino que habita por doquier, en el universo, repartida?". "Que es imposible que el mundo, éste, la Tierra, sea el único lugar en el que se respira". Dejé a Bruno anodadado, entre otras cosas, porque él no pensaba que alguien tuviera tan claro que lo lejano no existe y, además, porque no se puede tirar por la borda tantos años en que muchos ojos miran, expectantes, las estrellas, las que están y las que aún dejan ver su luz.

Viajando en el tiempo, me voy al momento de antes de que cogiéramos el avión a la ciudad holandesa. Porque esto sí es posible. Justo cuando preparo mis cosas para el viaje, llega a mis manos un papel que cita que el año en que nací, 1982, la nave rusa Venera 13 resistió un par de horas en Venus. Me parece curioso. Sobre todo, porque es un planeta donde la temperatura media es de 483 ºC, según una web de astronomía. Y sin embargo, lo más difícil de vivir allí sería la falta de tiempo puesto que si nos quejamos de que 24 horas son pocas, allí un día tiene menos de 243 días. Hay que pensarlo mucho.

Y vuelvo al día de hoy. Miércoles, 3 de diciembre de 2008. El viaje a Amsterdam fue fabuloso. Sentados en uno de esos coffeeshops de esos que solo se ven en ese país, un escrito me llegó al alma. Decía: "Malo: Jajaja. En Amsterdam. Jajaja. Jajaja. Un beso". El después, no lo sé. Todo el mundo sabe que no se puede ir al futuro. Y explicar el origen de esta historia no tendría sentido.


sábado, 22 de noviembre de 2008

Chole, Alicia y la Dama Triste

"Prohibido suicidarse en primavera", proclama el cartel de la clínica del doctor Roda.

Alicia, la enfermera, está cansada de ver almas morir y la Dama Triste está cansada de ser triste. Por allí, el doctor guarda la esperanza de recuperar a sus pacientes en una especie de caja de Pandora, puesto que solo las desdichas salen a flote. Todos anhelan morir, excepto Chole, la joven periodista feliz, que, por algo más que respeto, ha desistido de contar la historia del hogar de los suicidas en su diario sensacionalista.

Como el Werther de Goethe, amantes perdidos, sin lugar a nuevas expectativas, y deslumbrados por la desilusión, llenan el centro de sanación de almas.

La obra de Alejandro Casona, de 1965, y representada varias veces en Honduras, está cargada de elementos poéticos y fantásticos, a la vez que realistas y, sorpresivamente o no, también optimistas.


Chole colgó el cuadro de Botticelli en una sala de la clínica.

domingo, 26 de octubre de 2008

El jardín más bello del mundo

Aunque se dice que el origen de la palabra "capricho" viene de "cabra" y que, como sus brincos, los caprichos se presentan imprevisibles, extravagantes y arbitrarios, el literato francés Gérard Genette lo rechaza a favor de otra visión: la palabra llegaría al unir "caput" (cabeza) con "riccio" (rizo / erizado).

No importa.


Los caprichos de Goya.

Dejando a un lado la etimología, el concepto da nombre a algo más excitante y apacible. Estoy hablando de El Capricho, un parque histórico a 13 kilómetros del aeropuerto de Madrid que mandó a construir la duquesa de Osuna, María José Pimentel. Con tendencias artísticas francesas, inglesas o italianas de los siglos XVIII y XIX, el jardín ofrece espectaculares vistas, el olor de las flores, fantasía, las hojas caídas en otoño y la explosión de colores en primavera.
Sólo abre los fines de semana.


El Capricho, en la Alameda de Osuna (Madrid)

sábado, 25 de octubre de 2008

Vampiros y relaciones de pareja

Los suspiros de un vampiro no son los mismos que los de un humano. Sus deseos son muy otros. La sangre y un mordisco serían los de él y un coche nuevo y una televisión de plasma, los del otro.

Pero en "Me casé con un vampiro", las pasiones, remordimientos y vértigos emocionales llegan al absurdo en la familia Crowley. No lejos de Los Monster o La Familia Adams, los Crowley desatan sencillez a pesar de sus rasgos vampíricos. Ya no buscan abastecerse mediante sorbos descarnados en la yugular del prójimo sino el sentido de sus vidas juntos.

En una hora de representación teatral, tildan al espectador que está junto a su novia de mentiroso y de falta de austeridad. Dicen cantando que el amor no es otra cosa que temor y delirio. Hacen ver que el tedio ha llegado a sus 200 años de casados -y los que les queda-, por lo que tratan de poner remedio.

Con influencias de Freddy Mercurie, Marylin Manson y, aunque chocante, también, Pimpinela, los Crowley suben y bajan del escenario Montecargas de Madrid con un musical techno-gótico para aleccionar de forma sarcástica sobre la madurez y las relaciones de pareja.

"Me casé con un vampiro porque no comulgaba con los valores de mis amigas de entonces. Quería escapar del aburrimiento y conocer el mundo aventurero e inalcanzable para la mayoría", dice la protagonista asomada a una ventana al principio de la obra.Color del texto

"Me casé con un vampiro porque no comulgaba con los valores de mis amigas de entonces. Quería escapar del aburrimiento y conocer el mundo aventurero e inalcanzable para la mayoría", dice asomada a la ventana, con tono dudoso y estado ebrio, a mitad de la obra.

"Me casé con un vampiro porque no comulgaba con los valores de mis amigas de entonces. Debía estar retrasada", termina.

domingo, 19 de octubre de 2008

¿Cuántos reflejos da un espejo roto?

Los trozos rotos del espejo se esparcieron por el suelo. Para mí, ése y no otro fue el clímax de la obra teatral Un dia. Mirall Trencat, que hoy ofrecía su última actuación en Barcelona. Alguien en cuclillas unía, casi de forma sistemática, las piezas de un puzzle que ya no daba una sola imagen, sino tantas como pedazos había dejado.



Rosa Novell es una de las actrices magistrales de Un dia. Mirall Trencat. Igualmente inquitante fue su interpretación en Sin Noticias de Gurb, representada hace unos meses en el Teatro Español de Madrid.

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Y extrañamente hoy veo en una escena de la película El apartamento, de 1960, algo similar. Un hombre coge prestado un espejo del bolso de una mujer y... el espejo estaba roto; partido en dos. Él le pregunta porqué. "Así es como me siento y así es -contesta ella- como me gusta verme".

viernes, 17 de octubre de 2008

El rojo de mis labios

Es viernes por la noche. Hace poco más de una hora, he sufrido un mareo en plena capital que me ha llevado a un escabroso bar del centro-sur de Madrid. Me duelen los labios.

Es viernes por la noche y voy a salir con amigas. Vamos a tomar algo, a charlar, a contarnos, como hacemos habitualmente, cosas de la vida. Voy a pintarme los labios, color rojo o marrón sucedáneo. (El mareo de antes era cansancio. Ahora estoy bien).

Es viernes por la noche y voy a salir con Violet y Julia. Esta mañana, un grupo de personas que tomaban un café hablaban de crisis. Los titulares de los periódicos venían llenos de palabras y muchas decían: crisis. En los diarios, la sección de política, opinión, editoriales, sociedad e incluso fútbol, todas hablaban de crisis. Me ha llamado la atención una información:

El consumo de barras de labios aumenta un 6% pese a la crisis
Un segmento que resiste la coyuntura. El consumo de barras de labios en España ha aumentado un 6% durante el primer semestre del año a pesar de la coyuntura económica, según datos manejados por L'Oreal. En España el segmento de las barras de labios factura aproximadamente 200 millones de euros al año, con una venta de cerca de 20 millones de barras de labios al año.
El mercado de los pintalabios siempre ha resistido bien a la crisis. De hecho, entre 1992 y 1993, en plena recesión, este segmento creció casi un 10 por ciento. (...).

Esa noticia, bomba, pasaba desapercibida en una de las páginas de La Gaceta de los Negocios de hoy. El resto de información era más lo mismo.

Es viernes por la noche y voy a salir con amigas. Comentaremos nuestros blogs; una de ellas escribió sobre la crisis en su última entrada... ¿o fue sobre el aburrimiento? Voy a pintarme los labios.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Y...

"Y..." es el título de un poema de amor de la nicaragüense Gioconda Belli.

Y va naciendo -dice Belli-, el pretexto de decir tu nombre (...)
en todos los rincones donde he vivido y viviré
hasta que me lleve el viento,
como semilla,
a dar flor a tierras desconocidas
y me encarne quizás en la niña
que oirá historias
en las tardes de Nicaragua
(...)

Y... Siento que voy alejándome
-grita la poeta-
(...) Y estamos abiertos totalmente
a las hojas, al ruido,
sintiendo derramarse la vida,
sintiendo que nos acercamos a ésa, la verdadera realidad,
aunque todos crean lo contrario
y nosotros no podamos explicárselo.

Gioconda Belli es considerada una de las mejores poetas de Centroamérica
Y...
del mundo.

Crisis: ¡No gasten!

Para no gastar, no gasten ni bromas, dicen los dibujantes de El Jueves.

viernes, 10 de octubre de 2008

Sobre Madrid y Barcelona

Por fin el post o entrada que tanto desean algunos. Marta: ¿Por qué no hablas de Madrid y Barcelona en tu mareada maleta? De sus diferencias, de qué aprecias más de cada una, de qué odias, lloras más de las tres.

¿Tres?, ¡me preguntaron tres! A mí no me sale la suma. Pero bien...

... que si es cierto lo que en Barcelona gritan de Madrid y en Madrid callan de Barcelona y viceversa. Que si sólo hay rivalidad en el fútbol. Si la política, la lengua y la economía se dejan llevar sólo por controversias imaginarias, marchitas y olvidadas.

Barcelona es la ciudad cosmopolita que Cristina (Scarlett Johansson) fotografía con ambición desbocada en unos días de niebla a principios de primavera. Y la que una discreta Vicky (Rebecca Hall) se interesa, muy curiosamente para muchos, por la identidad catalana, que tanto aporta a sus nativos. Barcelona es mar. Barcelona, pasión.

Madrid es atracción, culturas, punto de encuentro, de salidas, de reencuentros. No centro, pero epicentro. Eternos paseos que recuerda la ex cantante de la Oreja de Van Gogh, la ciudad que "ahí te deja" Shakira, el escenario de Cuéntame de ayer, de los jóvenes de hoy. La capital que hoy enmudecía ante los Estopa, que poco después cogían el Puente Aéreo para volver e ir otra vez, o ir y volver, tal vez. Madrid es sentimiento, amor, paradoja, diversión, conocimiento, juego, confusión, acierto y valor.

La tercera, creada por voces que desconozco, no existe.

Aunque lo expuesto sea, lo más desear, mi experiencia personal. Fuera de eso, sólo parafrasear lo que alguien ya sentenció: Madrid me mata, pero Barcelona más.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Trazar la línea

Cuando tenía 10 años me pidieron un escrito sobre la tolerancia. Aún lo recuerdo. "¿Qué es eso de la tolerancia?", pensé. Aquello era más difícil que explicar qué había hecho durante las vacaciones o, en otro ejemplo, cuál era el hábitat natural de las especies en peligro de extinción.

El nuevo tema parecía un tanto más profundo. La palabra, más allá de su sonoridad, que me gustaba, no tenía más eco en mí. Acudí a un diccionario, de esos que tienes de VOX o Barcanova, obligatorios durante la enseñanza básica. Tolerar, decía, es respetar las ideas y creencias de los demás, aunque sean contrarias a las propias. Empecé a preguntarme si yo era o no tolerante. Si los que me rodeaban lo eran. Si los que salían por televisión, los que cantaban la música que más me gustaba o si los que jugaban al fútbol con camiseta azulgrana, lo eran. Dudaba si en un caso concreto uno aceptaba cierta situación sin más o era tolerante. ¿Cuál era la diferencia? ¿Cuál era el antónimo de aquel vocablo? ¿Hasta qué punto se podía ser tolerante?

El verbo en inglés to draw the line lo expresa mucho mejor: marcar la línea. Allí donde la dibujamos ponemos el límite y da como resultado nuestro nivel de tolerancia.

No recuerdo qué escribí entonces. Que hay que resistir lo que nos es hostil, o soportarlo, tal vez. Admitir las diferencias. Ser pacientes... Pero lo que sí sé es que aquello me hizo reflexionar, y aprendí que en cada momento más o menos complicado había que tenerla en cuenta. Que la tolerancia es más que una palabra. Es una necesidad mundial.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Demasiado tarde

Frecuentemente, vemos objetivos deshacerse porque "ya es tarde" para acometerlos.

Vemos que ha pasado el tiempo. Descartamos que quizá no sea tan tarde para emprender un nuevo proyecto o acción.

A veces es tarde. Aunque no siempre.

A veces. Pero no.

jueves, 25 de septiembre de 2008

La mujer que lo contó todo

Estas líneas son de un relato mío sin terminar. Por si no llegara a publicarse (o tardara años en hacerlo), copio un fragmento para compartir con los lectores de este blog.

Alguien le dijo que no existía. Entonces, a la mañana siguiente se dio cuenta de que era verdad. ¿Dónde había estado todo este tiempo? Lo único importante ahora era recuperar su existencia. Pese a que aceptó esta circunstancia sin más, era extraño que hasta aquel momento ninguna otra persona le hubiera advertido de ello. Una letanía de recuerdos del pasado todavía le mantenían absorta de cómo pudo haber vivido tantos años sin existir. Pero, a la vez, al pensarlo hondamente, le daba risa. Las cosas que no existen también tienen su peso sobre nosotros, como los muertos, se decía. Las cosas que no existen, inequívocamente, también nos atraen.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Atrapados en el asfalto

Obligados o a propia voluntad, salimos a la calle todos los días. Desde que nacemos y, aunque no lo recordemos, los primeros paseos en carrito cuando éramos bebés.

Al año, ya estamos autorizados para caminar sobre él, sobre el asfalto. Pisamos la cera, cemento y arena, y caminamos. Vamos al cole y vamos a casa y vamos a la iglesia y vamos al instituto y vamos al cine y vamos a la estación del tren y vamos a trabajar y vamos a casa. Y nos hacemos grandes y seguimos poniendo día tras día nuestros pies sobre el asfalto.

Dando pequeños golpes sobre el suelo con su bastón, a cada paso, un abuelo pasea lentamente. Baja un bordillo y sin darse cuenta ya ha quedado atrapado, enganchado en las garras del asfalto, o lo que es peor, de la indiferencia de los que pasan por su lado y no dicen nada o claman la burla.

Nadie levantará un socavón para rescatarle. ¿Para qué? Mejor ocultarlo, dejar que se hunda en el asfalto hasta que desaparezca él, el problema. Después habrá que arreglar el daño causado sobre el terreno. Suerte que el gasto de taparlo será mínimo.

Ésta no es una historia para no dormir, como la calificó Chicho Ibáñez Serrador. No hay terror. Sí es una historia para estar despierto, para que aquella representación en blanco y negro de los años 60 no nos deje indiferentes ante otras noticias del día que sí nos causan horror.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Estoy a un click de ti

Si lees este blog muy probablemente conoces a la autora. O quizás no... A lo mejor conoces a alguien que conoce a la autora. O a alguien que conoce a alguien que conoce a la autora. Y así hasta seis veces.

Escuché hace tres o cuatro años por primera vez la idea teórica de los seis grados de separación... Todas las personas del mundo están interconectadas. Entre Penélope Cruz, Hugo Chávez o Stephen W. Hawking y cada uno de nosotros no hay más de seis clicks. Dicho de este modo, parece que no haya tanta distancia entre nosotros y el mundo en particular. Nada de lo que oímos por televisión o por cualquier otro medio, por tanto, debería resultarnos tan ajeno.

Ahora bien, la red de conexión de amigos por internet, llamada Facebook, útil para compartir fotografías, recuperar antiguos contactos y en auge de usuarios, invita a unirse a un experimento: ¿Estamos realmente tan cerca?

Y esta noche o mañana tal vez conozcas a alguien que -tú inconscientemente no sabes pero- está a seis grados de ti. Pero también es posible que nunca llegues a conocer a alguien que está a solo dos grados.

La curiosidad es solo la teoría, no la práctica.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El árbol rojo

Una de las hojas rojas del árbol pasa inadvertida en todo el relato de Shaun Tan, El Árbol Rojo. La niña protagonista no se da cuenta de ella pero la hoja vuela de lugares escondidos a otros visibles. ¿Por qué? ¿Qué representa la hoja del árbol que está por crecer?

Para leer este cuento de adultos es altamente recomendable fijarse en todo detalle gráfico. Dedicar el tiempo de lectura a cada espacio visual. Sólo entonces se percibe el estado de ánimo de la pequeña pelirroja desde que comienza el día hasta que se va a dormir. Sólo así se ve cuánto de realidad hay en cada llama imaginativa plasmada viñeta a viñeta.

El libro, que algunos acusan su aspecto depresivo y moralizante, es de aquellos que -como El Principito- pueden dar un significado u otro dependiendo del momento que se atraviesa en la vida. Aunque la interpretación de cada frase e imagen es bastante precisa y todos aceptaríamos por igual.

El dibujo de los aviones y todo bañado de rojo es uno que me ha llamado fuertemente la atención. Y la frase, aquella que dice: "A veces no tienes ni idea de lo que tienes que hacer". Porque es verdad.

  • Mi edición de El Árbol Rojo es en catalán, año 2007, formato de revista y tapa dura
  • En 2002, este libro obtuvo diferentes galardones. Entre ellos, el CBC Picture Book of the Year Honour Book Award

domingo, 17 de agosto de 2008

Contradicciones naturales

Alexandra Miranda se perdió el primer día y no logró ser puntual. No era de aquel país. Y, por entonces, no entendía bien el idioma. Recordó una vieja advertencia: "Nadie dijo que iba a ser fácil". Pero, pese a todo, quería descubrir qué era lo que allí le esperaba.

Cuando todo acabó, como siempre, otro mundo de sensaciones volvía a empezar:

"Dois sentimentos aparentemente antagónicos repetem-se: sinto-me perdida por não saber onde vou parar mas tenho muita vontade de descubrir-lo". Alexandra Miranda (Junio 2008).

viernes, 15 de agosto de 2008

Kalokairi, la palabra más bella en verano

Hay palabras bellas, que solo su sonoridad reviste mucho más que su sentido.

En catalán: suau, xiuxiueig, somni, dolç, tardor

En francés: amour, visage, douceur, plouré, sable

En inglés: beautiful, autumn, dreams, feeling, forever

En italiano: gioia, sentire, solitudine, voglio, danzare

En alemán: träne, freundschaftlich, baum, kokett, kleid

En portugués: saudade, degustaçáo, ubiquidade, aulinhas

En español: nenúfares, olvido, solemnidad, alteza, silencio

Y todas las lenguas del mundo lucen palabras hermosas y profundas que, a menudo, dicen más que su significado. De todas ellas, la expresión más bella viene de una palabra griega, kalokairi.

Kalokairi nace de dos términos, kalos, que quiere decir "precioso", y kairos, que significa "tiempo". Pero no debe traducirse simplemente como "tiempo precioso", sino que es aquel momento irrepetible, único, próspero e incluso eterno. Es, quizás, el momento que esperamos vivir cada verano, la ilusión de un instante que graba con su eco el recuerdo de todo el año.

Y justo ahora... un mensaje con poca concordancia a la teoría anterior: "Agosto es un domingo muuuy largo". Y respondo: ¡Kalokairi, kalokairi!

jueves, 7 de agosto de 2008

Las vacaciones como parte del todo

Si se escribe en YouTube "15 días en agosto", una voz impávida y casi afónica de un supuesto niño contará que cuando sea mayor no quiere ser nada. Famosa pregunta aquella que tantas veces los adultos hacen a los niños, para muchos de los cuales resulta trabajosa de responder. Los listillos dicen que ricos, los más osados, astronautas, y los que están tomando la decisión, te contestan con un "profe".

Una vez dije que de mayor quería ser "mala". Sí, mala porque vi que, a diferencia de las películas y de las series de televisión, en la realidad muchas veces ganan los malos. Pero que no se tome en consideración, lo hice sólo para provocar. Lo que iba a ser lo tenía claro.

Pero no se trata de qué queramos ser o qué lleguemos a ser. La visión que ofrece este vídeo es algo amorfa y desproporcionada pese a su tono reflexivo. No creo que la vida sea un engorro de 350 días anuales para conseguir la quincena vacacional en el mes de agosto. Es más, los españolitos como se decía antaño o cualquier europeísta, sudamericano, catalán o ciudadano del mundo no se debería tomar las vacaciones como ese reducto separado del año, regalo de los dioses del Olympo, o el sentido de su existencia. La vida, pese a sus incongruencias, es mucho más rica; también en febrero, en mayo o en noviembre.

martes, 22 de julio de 2008

Me faltan las palabras

Raro. Decimos que algo es raro cuando queremos explicar una cosa o una situación que nos causa un efecto extraño y no sabemos bien cómo definirla.

Dijo el poeta maldito Baudelaire que lo que no se puede describir con palabras no existe. A veces he estado de acuerdo con esa afirmación y otras no. Es posible que la profesión me lleve a lo primero y las raras experiencias de la vida a lo segundo.

domingo, 20 de julio de 2008

Los excesos

En contra de ese consejo que nos dice que debemos buscar el equilibrio, algunas personas dicen que hay que pecar por exceso antes que permanecer de brazos cruzados. Una mujer que considero mítica y un modelo a seguir, ya entrada en sus cincuenta, lo dejó caer abiertamente: "Mejor pasarse que no llegar". Y esto aplicable a "casi todo".

¡Ojo! Puede darse el caso que prefiramos seguir otras recomendaciones, como la que asegura: "Si puedes dar un paso, no des dos". Así que cada uno se acoja a la enmienda que más le convenga.

Los excesos... Buenos o no tan buenos. El escritor Javier Reverte, tras uno de sus viajes a Grecia, también aboga claramente por ellos:

"Una de las más famosas normas de la Antigüedad clásica fue aquella grabada en el friso del templo de Apolo, en Delfos: 'Nada en exceso'. Cuesta creer que fuera un griego quien la pronunció. Porque en Grecia es todo lo contrario: es la pasión desbocada, es el exceso sin bridas, es la aventura de la razón lanzada cuesta abajo y sin freno del que poder echar mano. La filosofía, el arte, la poesía y la historia de este pueblo están escritos sin paracaídas. Saltaron al vacío, sin ninguan cuerda que les sujetara.

>> Lo hicieron con su pensamiento, retando la brutalidad de sus dioses irracionales y caprichosos. Lo hicieron con su poesía, ideando hombres y mitos ejemplares que pudieran servir, al menos, como pequeña norma para transitar dignamente por lo senderos injustos e infelices de la vida. Buscaron un canon de belleza en su arte propiamente humano: la belleza de un dios desdeñoso hasta la altura de un dios, no la belleza de un dios desdeñoso de los hombres inferiores. Pintaron su propia historia con la pasta de los sueños, y lo hicieron siempre armados de coraje.

>> Cualquier tarea que emprendieran la dictaba el exceso. Fueron audaces. Y contagiaron, y quizá todavía contagian, a cualquiera que se acerca a sus territorios. Porque todo arte supremo, toda civilización que se precie de sí misma, debe ser antes que nada, excesiva y audaz".

Javier Reverte.
Corazón de Ulises.

domingo, 13 de julio de 2008

Aliento

Inhalar y exhalar... Respiración.
A veces en la vida hay momentos difíciles en los que nos cuesta respirar.
Cuando la confianza desaparece...
Aliento.

Kim Ki-Duk


Dice el director de cine Kim Ki-Duk que le gusta hacer que cosas improbables ocurran. Lo demuestra en Aliento, una película que pone en escena dos vidas que no tendrían que cruzarse jamás: la de un hombre que está en el corredor de la muerte y la de una mujer casada. Y aún así, se encuentran.

Los diálogos en Aliento son muchas veces sordos, casi soliloquios, porque el habla y la réplica de uno no implica la respuesta de su interlocutor. El odio se entremezcla con el amor y la confusión; la celda del condenado se convierte en un campo de flores primaverales; y del silencio y lágrimas, se pasa a la canción jocosa y viceversa. En otras palabras, Kim Ki-Duk se cree capaz de mezclar el agua con el aceite y mostrárselo a los espectadores como el suceso más natural del planeta.

El cineasta surcoreano es consciente de que su modo de pensar "difiere del de los demás" hasta el punto de que no le importa "seguir hablando solo" a través del cine. También confiesa la fórmula que utiliza para escribir el guión de sus películas. Sigue fielmente un dicho de Corea que dice: 'Escribe deprisa, con un solo trazo de pincel', lo que delata que el producto final es muy parecido al brainstorming o lluvia de ideas que acontece sobre su cabeza en cada historia.

martes, 8 de julio de 2008

Miedo del miedo

A veces nos sorprende que sea necesario sentir miedo. No queremos tenerlo aunque comúnmente da puntos a nuestras experiencias: si por algo sentiste miedo, no lo olvidarás, lo contarás con más ímpetu y te habrá servido de aprendizaje.

Los psicólogos dicen que no es el miedo sino la forma en que nos enfrentamos a una situación determinada la que nos hace crecer. Se trata de transformar el miedo en energía positiva.

En mi caso, ha sido difícil hoy ponerlo en práctica. Acostumbrada a patinar, tras una caída de muy señor mío hace dos semanas, vuelvo a sentir miedo a ir sobre ocho ruedas. Para más inri, una de los testigos oculares que se acercó y me dijo: "Uy, te has debido dar en el cóccix, a mi mujer le pasó y está fatal" -comentario que no me fue de gran ayuda- me ha vuelto a ver y, claro, se ha extrañado. "No me dolió más que aquel día", le he dicho. Y me he ido como si tal cosa. Era cierto, el único resquicio fue un moratón que ya no está. Y sin embargo ya no es lo mismo, ahora no son los patines los que me frenan, sino el miedo.

Fuentes del miedo

Pero el miedo puede ser ambiguo. Y puede ser, también, por decisiones por las que nos va la vida. El grupo musical Els Pets lo canta así: "Miedo de dormir y que al despertarme todo haya cambiado. Miedo de hablar. De callar. Miedo del miedo".

La conclusión de todo vendría a ser que debemos sentir miedo pero no vivir con miedo. Y para ambas cosas también propongo letras de canciones o máximas. Para lo segundo, una frase de Edmund Burke: "El miedo es el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejeros". Mientras que para sentir temor de forma prudente, he aquí una canción popular:

"Qui canta
els seus mals espanta
cantem-ne una cançó,
cantem-ne cent quaranta,
cantem-ne un milió".

"Quien canta
su mal espanta
cantemos una canción,
cantemos 140,
cantemos un millón".

Y, otra canción, esta vez de Rosana: "Si alzamos bien la yema de los dedos, podemos de puntillas tocar el universo. Así, sin miedo".

domingo, 6 de julio de 2008

Canya a l'estiu!

Pluja suau queia...



... aquest matí a Badalona i El Masnou.

Som-hi! Canya a l'estiu! Fem diversió!

jueves, 3 de julio de 2008

La cosa va por momentos

Nada permanece, dijo el filósofo presocrático "El Oscuro". La vida está hecha a ciclos, un fluir constante, variable y desigual. Me hace recordar una película -no retengo cuál- en la que los jóvenes protagonistas decían: "Todo va bien de momento", una y otra vez. Hasta que se acabó el momento. Se trata de una experiencia aplicable en todo, lo económico inclusive. La enseñanza no es otra: si hay bonanza, llegará, tarde o temprano, la época de vacas flacas.

Y ahora el vicepresidente y ministro de la cartera de Economía en España, Pedro Solbes, ha puntualizado que no crecemos, que la inflación va a seguir desbocada y que, en resumen, vivimos en un momento difícil.

Llámalo "x"

Lo peor es que ese momento va para largo, dicen los expertos. Pero, ¿momento de qué? No hay un nombre claro. ¿Hablamos de recesión? ¿Desaceleración? ¿Debilidad del crecimiento económico? ¿Dificultades? ¿Estanflación (estancamiento más inflación). ¿O acaso de reflautación, como dice el articulista del ABC Fernando Cortés, usando sarcásticamente una palabra que no significa nada en particular y así no asustar.

Todo para no pronunciar crisis. ¿Crisis? ¡Lo que faltaba!

lunes, 30 de junio de 2008

¿Qué es un libro?

¿Qué es un libro?
¿Qué es un libro para Borges?
¿Y para Goethe?
¿Y para Rubén Darío? ¿De qué color?
Azul.
¿Y para ti? ¿Qué es?
¿Cómo se crea? ¿De dónde nace?
¿Para quién se escribe? ¿Por qué
un desenlace?
Fuente de creatividad.
¿Pasatiempo?
Conocimiento.
Aprendizaje.

"Antorcha del pensamiento y manantial de amor".

Biblioteca de El Castillo (Nicaragua)

Rubén Darío. Una imagen muy acorde con su obra literaria Azul


domingo, 29 de junio de 2008

La Eurocopa ya tiene ganador

No escribo de deportes, ni de fútbol. Pero el post de hoy no puede ir de otra cosa. Es el final de la Eurocopa que se disputan los partidos Alemania-España... Hay mucho ruido. En Barcelona hay ruido, en Madrid hay más ruido. Gritos, furia, ¡viva!, ¡hurra!, Oé-Oé... y los coches pitan al compás, canciones ebrias y sin entonar. Los bares están a reventar y en las terracitas aplauden y "uuuuuuy...", eso debe significar que casi gol. Hubiera sido el segundo.

Abro un correo de una amiga francesa. Ha enviado un mensaje masivo a todos los españoles que conoce y por asunto lleva un: "A por ellos!". En él envía suerte al equipo de la selección desde el país vecino. Mientras tanto, en el messenger alguien me escribe desde Barcelona: "¿Ya has llegado a Madrid?... Aquí también se celebra la final con mucho ruido... y luego dicen que esto no es España...".

A todo esto, los niños, y también las niñas, se han pintado la cara de rojo y amarillo. Los jóvenes llevan la camiseta del equipo... del equipo ganador. Aaah!, ¡que ya ha ganado! Ahora cantan otra cosa: "Campeones, campeones..." y "La, la, la... que viva España". Suenan tambores y tiran petardos. Lo oigo en directo, y parece que dentro de casa, por lo fuerte.

Okay. Ya sabemos la portada de los diarios que ya se imprimen a todo tren: España ha ganado su segunda Eurocopa; España hace historia y alcanza la gloria 44 años después (Yahoo); España toca el cielo (Cadena Ser digital); Esto vendrá con muchos titulares sensacionalistas, que es lo que da la prensa deportiva, claro.

jueves, 26 de junio de 2008

Me miro pero no me veo

Hasta hace cien años, el 99 por ciento de los seres humanos desconocían su aspecto físico visto desde el otro lado. Era así: no había espejos. A finales del siglo XIX, en las aldeas, sólo los barberos poseían un verdadero espejo y reservado al uso masculino. Y en los campos, los desconocían totalmente.

Como Narciso en la fuente, la percepción de la identidad corporal se obtenía, como mucho, en las aguas de un río.

¿Cómo entender hoy aquella realidad en un presente gobernado por la imagen? ¿Qué cambios ha supuesto en la forma de ser de las personas? ¿Por qué no tenerlo en cuenta en la vida y circunstancias de personajes históricos? ¿Cuál es el uso que se da actualmente al espejo? ¿Cuántas veces nos miramos en él cada día y cuál sería la necesidad justa de hacerlo?

domingo, 22 de junio de 2008

Viajar con los ojos cerrados

Un viaje es más que una transición entre este lugar y aquel otro. Va más allá. Hablo del conocimiento. Viajar es crecer interiormente un poco más. Es comprensión. Tolerancia. Ver de una vez que las fronteras son sólo terminología política. Que aquellos y nosotros somos los mismos. Que no vamos y volvemos; únicamente vamos y vamos otra vez. Adelante.

"Las personas, seamos de dónde seamos no somos tan diferentes. Estoy convencida que conocer es respetar y respetar es querer. Cuánto más viajamos menos espacio hay para el odio. Los viajes con los ojos cerrados son los mejores. Así que entre todos intentaremos conocernos un poco mejor. Por experiencia sé que cuando le pones cara a un país, sea el que sea, cara con nombre y apellidos, siempre lo acabas queriendo". Rosa Mª Molló, corresponsal en Nueva York de TVE.

jueves, 19 de junio de 2008

Cosas que hacen que la vida valga la pena

Alguien rescató una página de un reportaje llamado "Cosas que hacen que la vida valga la pena", de la revista Woman, y lo colgó en la pared. Allí lleva años. El papel ha envejecido. El color se ha vuelto más suave. Y la letra dice así:

  • Un masaje en la espalda
  • Una taza de chocolate en invierno
  • Sentir la brisa del mar en la cara
  • Un café largo con un amigo
  • El buen sexo
  • Improvisar una escapada
  • Mojar pan
  • El olor de los bebés
  • Los campos de amapolas
  • Un abrazo de mamá
  • Beber cuando estás sediento
  • Los cambios
  • Cocinar para otros cuando se tiene tiempo
  • Tumbarse, recién duchada, sobre unas sábanas limpias
  • Una llamada de apoyo cuando más lo necesitas
  • Desayunar en la cama crusanes recién hechos
  • Bañarse desnudo y de noche en la playa
  • Una carta en el buzón
  • Revisar el diario de tu infancia
  • Ver otra vez las fotos de los viajes
  • La lluvia golpeando el cristal y las tormentas de verano
  • Las casualidades y las coincidencias
  • No tener que poner el despertador
  • Andar con las manos entrelazadas

martes, 17 de junio de 2008

El cuerpo humano es perfecto... o casi

¿Sabías que......

la cadera es la parte más robusta y estable de nuestro organismo y soporta hasta 180 kilogramos de fuerza en una actividad cotidiana?

... el movimiento de la mano está controlado por 19 músculos; que no se mueven los mismos al ponerla en posición de escritura que al teclear o tocar el piano; y que de estar situados todos los músculos en las manos serían de unas dimensiones mucho mayores?

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Cansados de mirarnos en el espejo y de vernos solo por fuera, "Bodies Exhibition" está dando la vuelta por muchos países y enseñándonos cómo somos por dentro, y no me refiero precisamente a nuestro carácter o personalidad.

Para empezar diré que ver una muñeca, sin piel, desgranada, seguida de las articulaciones en los dedos y la palma envuelta en ligamentos, me llevó a pensar que acerté cuando elegí no ser médico. Sin embargo, un grupo de chicas estudiantes, exhaustas por haber terminado estos días la selectividad, mostraban su vena de doctoras y tras una vitrina exclamaban cerca de mí: "¡Ay va! ¡Una vejiga!".

Allí están todas las partes de cuerpos ya muertos -preparados para ser vistos por el gran público- desmenuzadas o troceadas por la mitad, como la articulación de la rodilla con corte sagital. Mi mareo me hizo recorrer más rápido los pasillos de Bodies con tentativa de salir por la puerta de evacuación en caso de incendio. Pero el único fuego que se veía era el reflejado en los pulmones negros de un difunto fumador estratégicamente colocado junto a los de otro fallecido sano.

Ésa era, claro está, una fórmula de concienciación. Pero había otras que nos pueden parecer igualmente difíciles de llevar a cabo, por ejemplo, masticar de 20 a 30 veces cada bocado para lograr una mejor digestión. La mayoría, trucos que conocemos aunque no todos conseguimos llevarlos a la práctica. Y lo chocante es que de nosotros depende bien poco. Como subrayó Richard Dawkins, la evolución de la humanidad por selección natural está constituida por un relojero ciego que, sin visión ni objetivos, crea máquinas (casi) perfectas.

sábado, 14 de junio de 2008

La extraña historia de Agustín Díaz

Eugenio Díaz Bellido nació en 1901. A la edad adulta empezó a trabajar en Minas de Riotinto (Huelva), se casó y el día en que nació su primer hijo, Agustín, se quedó viudo.

Un atardecer, Agustín Díaz, que había cumplido cuatro años, insistió en ver a sus vecinos y despedirse de ellos. Repitió puerta por puerta: "Adiós, vecina, que mañana me voy de viaje con mi padre". Su abuela, que le acompañaba, negaba con la cabeza.

"Adiós, vecina. Que me voy de viaje"

A la mañana siguiente el niño amaneció sin vida. El diagnóstico fue muerte natural.

Tiempo después, Eugenio D. Bellido conoció a otra mujer y tuvo cinco hijos. Entre ellos, Antonia Díaz, mi abuela.

Minas de Riotinto (Huelva). Foto: Domingo Delgado

martes, 10 de junio de 2008

Una piedra en el zapato

Los libros nacen de cosas pequeñas. Y se hacen grandes cuando el lector los lee. Los critica.

Por norma latente, un relato particular nos lleva a la universalidad (el amor, la traición, el desengaño, el destino, la duda, el éxito, la felicidad, la muerte). Nunca al revés.

Alguien me contó que la idea o la historia de un libro es aquella piedra que tenemos en el zapato y la debemos notar al caminar. Ser sensibles ante ella. Que nos moleste lo suficiente para expresarlo todo.

Los celos de Otelo, la indiferencia ante la vida de Bartleby o la libertad cercada de Segismundo fueron esa rozadura en el calzado en las obras respectivas de Shakespeare, Melville y Calderón de la Barca. Como lo es la soledad, otra piedra recurrente en la literatura, en el texto de Zapatos italianos, de Henning Mankell, que tengo ahora entre manos.

Es la Feria del Libro en Madrid. Habrá que darse un garbeo por allí, por aquello de que los libros nos hacen mejores, más conscientes, y nos contagian sólo de cosas positivas.

jueves, 5 de junio de 2008

Solentiname

Solentiname es, a lo mejor, el secreto más bien guardado del lago Nicaragua y ciego por el momento para los ojos del mundo. Un juego de 36 islas, que bordean el Río San Juan, aunque sólo siete están habitadas. Viven allí 1.020 personas.

"¡Está celosa la panga!"

Sólo los que conocen con exactitud la profundidad de la laguna son autorizados para conducir lanchas entre las islas, dada la variación del nivel del agua y las trampas rocosas. Una noche en la que llovía y apenas la luz era perceptible en el camino, Mirna, una lugareña, gritó varias veces: "¡Está celosa la panga!", queriendo decir que la barca oscilaba más de lo normal y que podríamos caer.

Y aún así, en el silencio de dentro y fuera de la panga, cualquier pasajero podía sentirse seguro. Parecía como si nada tuviera demasiada importancia.

... ... ... ... ... ... .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Al día siguiente, en otra isla de este archipiélago, Keyla Patricia, de seis años y con una caja de lápices de color amarillo, azul, naranja y rojo, aprendió a escribir su nombre y que podía pintar su dibujo de colinas verdes, frutos verdes, árboles, bosques y hojas verdes con la unión de otros dos colores con los que sí contaba.

lunes, 26 de mayo de 2008

Tu cara también sonríe

Me contaron que lo que más sorprendente en un país como Nicaragua es la sonrisa que te regala un niño a cambio de nada.


Foto: Sofía Valverde

Poema del nicaragüense Francisco Javier Bautista Lara

Sentires de un niño

Ven, acompáñame,
no me digas nada,
come conmigo, parte esto,
no, no importa que no sepas usar los cubiertos,
solo te pido, lávate las manos;
sí, puedes comer con los dedos.
¿Así lo prefieres?
Ten calma, despacio;
te vas a atorar.
Todo el pedazo es tuyo,
al menos este pedazo.

Es cierto, quizás después no tendrás más;
recuerda el sabor de todo y guárdalo,
al menos como una esperanza,
un motivo que también tiene gusto,
que es agradable, es un punto de apoyo,
que alguien quiere compartirlo con vos.

¿Que no te agradan estas fechas?
Dices que las campanitas a veces
suenan con tonos muy tristes;
tienes razón.
No para todos las campanas
suenan lo mismo,
para unos son fúnebres, para otros festivas;
Pero, ¿qué me dices

de las lucecitas intermitentes,
de los arbolitos adornados,
de los vistosos colores?
Todos son ajenos, yo no tengo, no los puedo tocar.

¿Te gusta este carrito de plástico?
no usa baterías, es de fricción,
mira como corre, mira como gira.
Hijo mío, ¿puedo decirte así?

Tus ojos tienen luz.
Tu cara también sonríe.

viernes, 23 de mayo de 2008

Lo que hay en Nada

En 2004, en una escapada a Palma de Mallorca, leí un libro que me envolvió en mi corta estancia en el archipiélago balear: Nada, de Carmen Laforet. Me cautivó y fascinó. A la vuelta a Barcelona, corrí a Internet a leer la vida de la escritora y, al introducir su nombre en un buscador, la noticia más reciente informaba de su fallecimiento en febrero de ese año.

Hace unos días tuve la ocasión de conocer a Agustín Cerezales Laforet, autor de Mi viajera o La paciencia de Juliette e hijo la autora de Nada. Le pregunté, en primer lugar, aquello que -según me precisó él- a su madre le atormentaba. ¿Hay en Nada elementos autobiográficos? Esa pregunta inevitable al lector por la curiosidad de conocer si Carmen vivió los tormentos de Andrea, que se desarrollan en la novela. Carmen Laforet lo negó públicamente. Y, sin embargo, los hay.

"Te voy a contar las claves de lectura de este libro", y en un paseo a lo largo de la calle Serrano, Agustín Cerezales me recordó que en el texto, Andrea, la protagonista, llegó a Barcelona antes de que su tía Angustias (personaje ficticio) pudiera ir a recogerla a la estación, por lo que, sola, tomó "uno de esos viejos coches de caballos" y recorrió "las anchas calles", atravesó "el corazón de la ciudad lleno de luz a toda hora". Se cita entonces, también, "todo estaba como yo quería que estuviese, en un viaje que me pareció corto y que para mí se cargaba de belleza".

No obstante, y en paralelo a esa leyenda, Cerezales rescató hace un año una carta que había escrito su madre antes de escribir Nada, la cual relataba su llegada a Barcelona: La tía Angustias (real) la cogió del brazo, la metió en un coche y la llevó al piso de la calle Aribau sin dejarle ver nada de Barcelona en los primeros días.

Mi segunda pregunta fue por qué ese título para la novela. A partir de aquí, antes de seguir con este relato de La maleta roja, recomiendo fervorosamente la lectura de Nada. ¿Por qué decidió llamarla así? En la última página está la respuesta: "Me marchaba [de Barcelona a Madrid] sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo del amor. De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces". Pero hay más, en una lectura pormenorizada, como la que he vuelto a hacer esta semana, descubres que esa palabra es recurrente en todo el libro: Nada... nada. ¡Nada!

Y porque ya no me quedaba mucho tiempo, no le pregunté nada más. Nada más. Pero no hizo falta. Cerezales siguió hablando como si ya nada pudiera detenerle. "Otra clave de la lectura -me explicó- es cuando Andrea se mira al espejo de su tía Angustias y no se reconoce, porque supuso en la realidad un impacto para ella".

Hoy los retazos de conciencia en Nada parecen todo para su familia. Si más no, algo muy especial que Carmen Laforet la escribiera con sólo 22 años. En este orden de cosas, la definición del carácter de Carmen -o de Andrea- podría ser muy otra: "Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona, aunque sean personas desgraciadas, como tú", le describe su mejor amiga (¿ficticia o real?) que la llevaría de Barcelona a Madrid.

jueves, 22 de mayo de 2008

La fuerza de las palabras

Hace un mes, en la semana que Madrid dedicaba a la cultura catalana, se programó un acto de conmemoración a Mercè Rodoreda, con motivo del centenario del nacimiento de la escritora.

La cantante Ana Belén, sentada en un banco en la mitad del escenario, reavivaba las palabras, los llantos e incluso los pensamientos de Colometa a través de la lectura de un fragmento de la novela La Plaça del Diamant.


La fuerza y la emoción y el sentido de las palabras seguían ahí, dentro de ese libro, un siglo después.

domingo, 18 de mayo de 2008

El somni de Montserrat (versió català)

Ara me n’adono perquè se'm feia tan difícil qualsevol moviment quan he obert els ulls aquest vespre, i la duresa d’aconseguir fer unes passes oscil·lants i sigil·loses des del camí de la meva habitació fins arribar al balcó que mira al mar. Ha estat per aquest somni tan punyent de la nit passada que ens enfilava a tots fins a l’arribada de la muntanya de Montserrat. I anàvem a peu, molt de pressa, sota l’auspici d’aquells que anomenàvem els grocs i que pertanyien al centre excursionista El Cim.

Era un somni exuberant, ombrívol i inconnex, com acostumen a ser els somnis. Primer de tot, hi havia molta llum i veia cares conegudes i d’altres que no, però totes eren somrients i expectants. Però, de sobte, es feia fosc i començava a caure un pluja suau i tendra. Se sentia gent que demanava l’hora cada vint minuts, i sumaven i restaven el temps del rellotge i mai no es conformaven perquè volien que tot passés ràpid, més ràpid. I, com si fos una premonició d’alguna cosa que hagués de passar tot seguit, cridaven que ja es veia l’hotel Don Cándido de lluny, amb lletres vermelles i brillants al fons de la nit.
Amb tot, hi havia un joc de clarobscurs i llums artificials, llanternes estridents que et cegaven la mirada d’un cop, mentre que la lluna en fase creixent, gairebé plena, impactava fins i tot al marxaire més distret. –“483 i 558!”, cridava un groc buscant les persones que duien aquest número d’identificació a la marxa mentre la resta omplia insaciant l’estòmac. –“On són?”, ens preguntàvem encuriosits els altres marxaires. De cop i volta, ens vèiem abocats a aquest caminar excessiu, pujades i baixades, i amenaça de tempesta que, per sort, no ens arribava mai.

A les quatre de la matinada desitjava sortir d’aquest somni. Érem a nou graus centígrads. Hi havia molta boira, humitat i un fred insultant. Però ja estava atrapada i involucrada en aquesta història. No podia deixar-la anar com si res.

I així com succeeix als somnis, les coses anaven passant sense saber ben bé perquè. I ningú no sabia explicar perquè havíem arribat a l’estació de Vacarisses quan ja s’havia fet de dia. Això sí, cames ajudeu-me, veia la gent, arronsada en un camí de pedra enfangat, que anava a corre-cuita com si s’hagués de recuperar el temps perdut. En aquest cas, una hora.

Al preludi, ja hi érem a Monistrol. Aleshores, Montserrat era amagada rera la boira. Sense pietat, vam rematar el camí, mentre els versos del poeta Antonio Machado perdien tot el sentit, doncs el camí ja estava fet. El moment àlgid eren els 400 esgraons –que déu n’hi do qui a més a més de pujar-los els compta com si fos un entreteniment qualsevol. El somni acabava amb l’aplaudiment molt fort que s’escoltava a l’arribada al cim, la meta. Llavors m’he despertat al capvespre. No me’n recordo de res més però de ben segur que tot ha estat un somni perquè… per què voldrien més de 500 persones caminar 14 hores tota la nit i recórrer 53 quilòmetres?

És curiós, ja és la novena vegada que ho somio.

El sueño de Montserrat


Ahora me doy cuenta porque esta tarde al despertarme estaba tan cansada y me costaba tanto moverme con pasos oscilantes y sigilosos en el camino que conduce de mi habitación a la terraza. Ha sido por ese sueño, agudo y tan real, que nos empujaba a todos a lo más alto de la misteriosa montaña de Montserrat. Íbamos caminando deprisa, muy deprisa, bajo el auspicio de aquellos que pertenecían al centro excursionista El Cim y que se hacían llamar los amarillos por el color de las vestimentas que llevaban.

Era un sueño exuberante, sombrío e inconexo, como acostumbran a ser los sueños. Al principio, había rayos de luz solar y veía entre el gentío muchas caras conocidas de antaño y otras que se me escapaban al recuerdo. De repente, oscurecía y comenzaba a caer la lluvia, muy suave. Los caminantes querían saber qué hora era cada veinte minutos, y sumaban y restaban el tiempo a su antojo y nunca se conformaban porque querían que todo pasase más y más rápido.

En la larga noche se abría un juego de claroscuros y luces artificiales, linternas estridentes que te cegaban la mirada de un solo golpe. A su vez, relucía el impacto de una l
una en fase creciente, casi llena. –“¡483 y 558!”, gritaba un amarillo buscando a las personas portadoras de esos números de identificación en la marcha. “-¿Se han perdido?”, nos preguntábamos el resto del grupo mientras llenábamos el insaciante estómago. Y, otra vez, de golpe, nos veíamos abocados a ese caminar excesivo, subidas y bajadas, y amenaza de tormenta que, por suerte, no llegaba nunca.

Eran las cuatro de la madrugada. Estábamos a nueve grados centígrados. Había niebla, humedad y un frío insultante, pero nada me sacaba de ese sueño profundo.

Así, como sucede en los sueños, las cosas iban pasando sin saber porqué. Nadie sabía explicar porqué habíamos llegado a la estación de Vacarisses al amanecer si no estaba así programado. Por eso, pies para qué os quiero, se intentaba recuperar el tiempo perdido por un camino serpenteante de piedras y lleno de barro.

Llegado el preludio, habíamos alcanzado Monistrol. Por entonces, la sierra de Montserrat estaba escondida detrás de una neblina intensa. Sin piedad, rematamos el camino mientras los versos del poeta Antonio Machado perdían todo el sentido; por más que anduviéramos, el camino estaba hecho. El momento álgido eran los 400 escalones de altura imposible para unas piernas débiles y pies rotos. Aunque, al mismo tiempo, el último tramo de escaleras anticipaba el fin del sueño, que se rompía con aplausos que repicaban en la cima. Es entonces cuando me he despertado esta tarde. No recuerdo nada más pero os aseguro que lo he soñado porque… ¿por qué iban a querer más de 500 personas caminar 14 horas toda la noche y recorrer 53 kilómetros?

Es curioso, ya es la novena vez que lo sueño.

"Marcha, marcha.
Queremos
marcha, marcha".

sábado, 17 de mayo de 2008

Muerte en Venecia


Desde la tribuna que tiene un profesor ante sus alumnos, Jordi Llovet, catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona, lanzaba una pregunta que, de afirmarla internamente, te ridiculizaba. “Venís a las aulas, sois estudiantes, ¿y tenéis la sensación de que seréis jóvenes de por vida?”.

En esencia, la juventud, la belleza y la perfección son los ideales perseguidos por Aschenbach, el protagonista de La Muerte en Venecia, obra del alemán Thomas Mann.

Ayer fui a ver esta ópera en inglés, puesta en escena en el Liceo de Barcelona, con personajes manipulados por sus destinos bajo una luz crepuscular y un fondo oscuro y violento.

Estuve en Venecia en enero de 2008. Tal vez fue el momento en que vi el arco de Rialto desde el vaporetto que te conduce por el Gran Canal cuando me percaté de ese aire mayestático y soberbio que recitaba Aschenbach.

jueves, 15 de mayo de 2008

El otro San Isidro

Cuando llegues a Madrid, chulona mía,
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés
y alfombrarte con claveles la Gran Vía
y a bañarte con vinillo de Jerez.


¡Festejos! ¡Hombres y mujeres de Madrid y forasteros -también de Madrid- ataviados de chulapos y chulapas bailan el chotis en La Pradera y... hay concierto en La Latina! Hoy se celebra San Isidro, el patrón de la capital.

Lo he escrito ya en alguna parte, llegué a Madrid este mismo día en 2006. Aquel día no vi ni chulapos, ni chotis, ni claveles, ni tiovivos ni a los Muyayos de raíz. Vi pisos, muchos pisos. Maleta arriba, maleta abajo. Metro de Madrid: desde Pueblo Nuevo a Pacífico pasando por las estaciones que cantó Sabina, Tirso de Molina, Sol, Gran Vía y Tribunal. Aquel día fue desalentador. Cada piso que veía era peor. Aún recuerdo salir de uno en el que pensé que de quedarme una noche, tan sólo una noche, moriría, en el mejor de los casos, de pena.

A tal grado de dificultad en hallar un alojamiento con unas condiciones de salubridad y de vida digna por un precio razonable en piso compartido, decidí probar en un hostal. Anochecía. Algunos ya estaban completos. Para entonces ya sólo me quedaban ganas, parafraseando a una familiar mía, "de tirarme al suelo y decir que me han robao". Por suerte, ésa que en algún momento tenía que hacer acto de presencia, al final del día encontré una habitación en un hostal en Tirso de Molina.

Son las diez. He llegado a casa hace escasos minutos. Suenan fuegos artificiales a lo lejos. De aquéllo han pasado dos años. ¡Ay!

miércoles, 14 de mayo de 2008

Dime que me quieres aunque sea mentira

14.20 horas. Autobús de la línea circular. Subo. Quizás por la hora o porque hoy es víspera de festivo en la capital, no va demasiado lleno. Incluso hay alguna plaza libre. Mi trayecto es corto. Aguardo de pie.

Al entrar, se oye un silencio vacío y, por qué no, también sospechoso. Sólo se oye una voz, que al instante delata la situación: Los pasajeros del autobús escuchan, algunos impertérritos e impasibles otros atónitos, la conversación fuera de tono de una mujer con Henri, que está al otro lado del teléfono móvil. Esa mujer, alta y con traje, con un maletín y cargada de libros, grita, tal vez porque ha perdido la noción del espacio que ocupa.

- No me digas eso, cariño, que yo te quiero.

- Henri, yo te quiero.

- Nadie te da tanto dinero si no te quiere. (Bajando la voz) Que te he dado 40.000 euros...

- ¡Y te lo digo porque me importas, Henri!

- Y me duele que me hagas lo del domingo.

- Pues explícamelo porque yo no lo entendí, y si supieras lo mal que me sentí toda la noche...

- Pero, Henri, no lo dijiste así... No dijiste me voy porque el sábado no hice nada. ¡Así lo hubiera comprendido! Me dijiste me voy porque no quiero estar más a tu lado.

- Eso hace daño. Me hizo muchísimo daño, cielo.

- Porque te quiero. Te quiero, Henri, no me dejes.

Un bebé empieza a llorar fuerte. La abuela le dice al niño mayor que su hermanito llora porque tiene hambre. Ahora hay dos escenarios abiertos. Pero los ojos siguen mirando a la mujer que endulza su voz y se estremece:

- Dime que no me quieres, si puedes.

- (Queriendo expresar enfado) Dime que no me quieres, ¡dímelo!

- Ay, Henri, no me lo digas. No me lo digas...

La mujer, de unos 45 años, que hasta ahora estaba de espaldas a mí, se dispone a bajar del autobús. Le veo la cara. Se le ha caído al suelo el maletín, unos folios y un libro. ¡Oh, Dios! Por esos papeles debe ser abogada, o jueza, o profesora de derecho...

- Cielo, un momento, espérame un segundo, que no puedo con todo... que no puedo...

domingo, 11 de mayo de 2008

Libertad infinita

"Si inclinamos el ocho, este local se conocería como Libertad infinita", ha sentenciado el profesor de los cuenta cuentos en pleno escenario. "Pero hasta la libertad siente la necesidad de sentirse presa alguna vez".

Las palabras salían solas y sin ecos desde la tarima del café de la calle Libertad número 8, bautizado con el mismo nombre y reconocido en España y en América Latina como "una cueva de la canción de autor", en la que Rosana o Pedro Guerra recibirían sus primeros aplausos. Aunque, también, el local sobresale por ser un un refugio de cuenta relatos para adultos, modelo que ha sido copiado por otros países. Y según se ha hecho saber, este café de Madrid es "un sorbo de inspiración para los humanistas de todo el mundo".

Esta cueva, sorbo o refugio, y en definitiva, apacible lugar de encuentro, la he descubierto hoy rodeada de un grupo de jóvenes motivados por escuchar nuevas historias contadas por sus propios autores, que han dado vida a personajes inspirados de lo real, fantasmas asmáticos y príncipes que se convierten en rana para consagrar su amor por otro anfibio.

De las nueve historias contadas por alumnos privilegiados de una imaginación apabullante y excesiva, merece especial mención la de Lía, de nombre completo Rosalía Madrigal Moreno. La cuenta cuento del título "Blues de mayo" ha logrado desde la primera línea contener su historia: "Os voy a contar la historia de cómo conocí, quise profundamente y perdí a un hombre", hasta llegar a un impacto sepulcral. Y todo para recordar una frase de la cantante María Salgado: "Una vida más tarde comprenderemos que la vida perdimos sólo por miedo".

El acto, que se había iniciado con la metáfora de que hay que romper el hielo más a menudo antes de que la oportunidad deje de ser oportunidad, puso fin con una escena en la que todos los oyentes participaban lanzando globos como deseos por las anchuras de la Libertad 8.

Y con este relato inicio mi blog. Bienvenidos.